La Fiesta de Santa Efigenia, o "Fiesta del gato" en Perú, en la que unos cien de estos felinos son sacrificados para consumo humano, generó la protesta de defensores de los animales, que pugnan por evitar la celebración prevista para este fin de semana.
El poblado La Quebrada en el distrito San Luis, 140 km al sur de Lima, será este sábado y domingo escenario del festejo en honor a Santa Efigenia, una virgen negra traída en tiempos de la colonia por los españoles y venerada desde el siglo XVII por esclavos negros que se asentaron en esa localidad.
Una de las manifestaciones de esa celebración popular religiosa, que se realiza anualmente el tercer sábado y domingo de septiembre, es el consumo de carne de gato, una costumbre que comenzó en los años 1990 a iniciativa de la población, y que es rechazada por agrupaciones que defienden a los animales.
"Se trata de una costumbre cruel, absurda y retrógrada", dijo este miércoles a la AFP Corinne Schirmer, de la Asociación Unidos por los Animales (UPA) que ha iniciado, junto con otras entidades como Acción Antiespecista, una campaña para abolir la ingesta de carne de gato.
"No nos oponemes a la fiesta de Santa Efigenia, pero sí nos oponemos a que se coma gato", señaló Schirmer, tras describir cómo los felinos son torturados y ahogados antes de ser cocinados.
"Hemos comprobado que hay criaderos especiales de gatos que durante un año son mantenidos en pequeñas e insalubres jaulas donde se les engorda para estas fechas", añadió.
La dirigente de UPA hizo notar que en la festividad "se hace una 'carrera de gatos' en que los animales son atados a cordeles y se les asusta con cohetes para que corran lo más rápido posible, todo en presencia de un público que incluye niños".
Las reacciones llegaron incluso al Congreso, donde el legislador José Urquizo dirigió una carta a las autoridades municipales de La Quebrada y San Luis para impedir la matanza de gatos.
"Los gatos son animales domésticos de compañía y las autoridades deben cautelar la salud pública y la vida de estos indefensos animales", señaló Urquizo.
Esa festividad contraviene la ley de protección a los animales domésticos y silvestres mantenidos en cautiverio, y quienes la violen pueden ser sancionados con fuertes sumas de dinero, agregó el legislador.
Urquizo señaló que el consumo de estos animales puede atentar contra la salud pública, porque "no son considerados como animales de abasto y su carne no se encuentra dentro de los parámetros de inocuidad".
Por su parte, Yolanda Medina, alcaldesa de La Quebrada, declaró a la AFP que el consumo de carne gatuna es "una costumbre de hace muchos años; la gente ha creado el mito de que comer a los mininos da larga vida".
"Nosotros como municipalidad no nos oponemos a que se coma gato, la gente que viene encuentra el potaje, nadie los obliga a comer esa carne", añadió.
Durante la fiesta de Santa Efigenia se preparan diversos potajes, como "gato al horno con legumbres al aceite al olivo", "gato frito macerado en pisco o vino", "gato a la parrilla", "adobado de gato", entre otros.